La proliferación de las granjas porcícolas en Yucatán demuestra la corrupción que prevalece entre el sector empresarial y la delegación de la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), ya que menos del 10 por ciento de las 507 que laboran en el Estado cuenta con el respectivo Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), afirmó el presidente de la asociación Maya Peninsular, Raúl Quiroz Moo.
El mismo vínculo de corrupción prevalece con las empresas cementeras, cuyas micropartículas emanadas ocasionan graves problemas de salud entre los pobladores y más evidente aún es el caso de Paraíso Sisal, al autorizar la construcción de condominios veraniegos a pesar del daño causado a la Reserva Estatal El Palmar.
Advirtió que el daño causado al manto freático, suelo y aire es irreversible, aunque la problemática puede disminuir con el cierre de las granjas porcícolas, tal como ocurrió en Sitilpech, comisaría de Izamal, así como en Homún, cuya suspensión de actividad mejoraron las condiciones de hábitat del lugar mejoró el estado de salud de la población.
Reconoció la labor de la titular de la Semarnat, María Luisa Albores González, ya que con la presentación del Dictamen Diagnóstico Ambiental de la Actividad porcícola en Yucatán, hay una mejor compresión del problema que prevalece en el Estado.
Quiroz Moo recordó que el pasado 27 de marzo de 2023 se destacó que la calidad del agua, aire y del suelo está en deplorables condiciones debido a la alta contaminación que generan las granjas porcícolas de Yucatán, por lo que la Semarnat recomendó evitar la apertura de más espacios para esta actividad en Muna, Conkal, Cacalchén, Muxupip, Kanasín y Mérida.
La población sufre a diario el impacto de una “nube de ácido sulfhídrico y de amoniaco”, la cual es transportada por varios kilómetros a consecuencia de los vientos, además que los suelos están sobrefertilizados, debido al exceso de medicamentos que se les da a los cerdos para evitar que tengan problemas diarreicos.
La misma problemática prevalece con las cementeras, caleras, sascaberas, concreteras, criberas y sitios de extracción de material de construcción son un foco de contaminación ya que la respiración de micropartículas que estas emiten provocan la aparición de diversas enfermedades pulmonares así como padecimientos crónicos que afectan a niños y senescentes de Mérida, Progreso y Umán, principalmente.
El entrevistado advirtió que la problemática empeora durante la temporada invernal, ya que el viento de los nortes y los frentes fríos transportarán los contaminantes hacia Mérida, afectando a los habitantes de las colonias y fraccionamientos del Norte de la ciudad.
Incluso, la situación se complicará en breve, debido a que en el Polígono Industrial de Progreso se instalarán tres las cementeras, de las cuales, la Planta de Molienda de Cementos Fortaleza ya está en funcionamiento.
Expresó que “si con una planta cementera se prevén serios problemas en la población de Progreso y Mérida, con tres la situación será peor”.

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