Las dos protestas organizadas por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) fracasaron, pues en cada una de ellas el grupo fue inferior a 20 inconformes, quienes se manifestaron a favor de la profesora Glendy Aguilar Mena que denunció abuso laboral y sexual, quien en días pasados fue suspendida tres días por solapar a un maestro durante dos años.
La primera protesta se efectuó ayer, a las 10:30 horas, y la segunda, a las 16:30 horas, sin embargo no tuvieron el éxito previsto, ya que la afectada firmó, dos semanas antes, la sanción impuesta, aceptando su culpabilidad.
El director del plantel, Carlos Alberto Macedonio Hernández, con documentos en mano demostró que las dos denuncias de la afectada fueron desechadas por la comisión de Protocolo contra la Violencia de Género de la UADY, y catalogó la situación como un problema de índole laboral además que la afectada nunca presentó prueba alguna desmentir los cargos en su contra.
Incluso, firmó de conformidad la sanción impuesta el martes 11, jueves 13 y viernes 14, por solapar al profesor Joaquín Efraín Cardeña Sánchez, pero dos semanas después, justo en el marco del aniversario de la Facultad optó manipular a estudiantes para efectuar dos manifestaciones, en el turno matutino y vespertino, manifestando que fue víctima de acoso sexual.


Poco después de las 10:30 horas, un grupo de jóvenes se reunieron para protestar a favor de la maestra, y de manera inmediata pegar hojas y cartulinas en una de las paredes del edificio, para luego dispersarse.
Los alumnos se negaron a identificarse y cuando se solicitó una entrevista con la supuestamente afectada, manifestaron que estaba en horas de clases y que salía a las 12 horas, pero aún así nunca llegó al lugar.
En conferencia de prensa, Macedonio Hernández expresó que la protesta comenzó como “una consecuencia por la construcción de una realidad que no fue así”, ya que en ningún momento se violentó a la mentora.
Aclaró que el caso de Aguilar Mena fue un proceso administrativo por una situación laboral, pero lo quiso manejar a través del Protocolo contra la Violencia de Género de la UADY, sin embargo, la comisión del mismo determinó que no hubo una situación de discriminación ni de hostigamiento, ya que era un asunto de carácter laboral.


“La maestra (Aguilar Mena) le checaba la tarjeta a otro maestro (Cardeña Sánchez), quien a pesar (éste) que entraba tarde a la clase, aparecía que llegó antes de las 7 (horas). Cuando se echó a perder el reloj checador, en la libreta aparecía que llegaba a las seis de la mañana cuando en realidad aparecía a las 8:30 a 8:40 horas”, acotó.
Mencionó que los alumnos metían relajo en el salón, perjudicando a otras clases, por lo que reportaba el caso, y se constataba que el maestro no había llegado, y al checar la libreta aparecía que estaba en el plantel, por lo que se le empezó a buscar y no aparecía, e incluso, su auto no estaba en el estacionamiento.


Al revisar las cámaras de vigilancia se constató que la profesora entraba, y checaba pero no aparecía el profesor.
La anomalía tuvo una duración de cerca de dos años, y al descubrir la verdad de lo que ocurría, Cardeña Sánchez optó por renunciar.

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