• Cemento Cruz Azul instalará planta en Yucatán

MÉRIDA, Yucatán.- A pesar de las protestas de los vecinos porque los empresarios en contubernio con las autoridades estatales y municipales han convertido a una exreserva ecológica en un polígono industrial de empresas contaminantes, en plena costa yucateca,  la cementera Cruz Azul muestra interés de instalarse en el lugar, reveló el asesor de la Asociación Maya Peninsular, Manuel Cervantes.

No es la primera planta cementera que busca instalarse en la entidad, en especial en la costa yucateca. Estas empresas han sido rechazadas en otros estados por su contaminación al ambiente, sin embargo han encontrado en Yucatán, en especial en Progreso por su puerto de altura, un nicho de oportunidades ante la desidia de las autoridades, que están más interesadas en promover las inversiones sin importar el daño que hacen al medio ambiente, en una entidad cuya costa está protegida por varias reservas federales y estatales.

Manuel Cervantes señaló que Yucatán se ha convertido en punto de atracción de las empresas cementeras, como la planta de molienda de cemento en Progreso, que está pendiente por parte de la empresa Comercio para el Desarrollo Mexicano (CDM) del Sureste, la cual destinaría 60 millones pesos para su instalación y operación.

Además de cemento Maya, en Yucatán se han instalado la Planta Progreso de Cementos Fortaleza, y en Umán la planta de molienda de Cementos Holcim México.

Las empresas cementeras buscan Yucatán ante la complacencia de las autoridades

En el caso de Cruz Azul y la de la CDM, “pretenden instalarse en Yucatán, luego de ser rechazadas en otros estados”, acotó.

Lamentó el arribo de estas iniciativas privadas, debido al grave problema de contaminación que genera, al mismo tiempo que su emisión de micropartículas afecta notablemente la salud de las personas.

Reprobó la postura del Ayuntamiento de Progreso de convertir una reserva ecológica en una zona industrial, y lo peor de todo, “las personas que están al frente de esas empresas tienen cierto antecedente marcado como delictivo”.

Destacó la labor periodística de Ignacio Suárez, quien “con base a las investigaciones judiciales destapó la cloaca que se vive en el seno de la cooperativa Cruz Azul”.

Presuntamente, los cooperativistas fueron sistemáticamente defraudados por décadas por parte de Billy Álvarez y su grupo más cercano, entre ellos, los socios de Grupo Comercial Amori, Sociedad Anónima de Capital Variable, empresa titular de los derechos del predio y obra de la nueva planta de cemento en construcción en el Polígono Industrial de Progreso.

El grupo de Billy Álvarez operó su propia “estafa maestra” para auto robarse miles de toneladas de cemento y revenderlas, ya que no necesitaron un complejo sistema financiero, ni tampoco empresas fachadas pues conseguían cartas de dependencias gubernamentales o instituciones privadas donde le solicitaban la donación de centenas de toneladas de cemento para diferentes programas y apoyos sociales.

El dirigente aprobaba las donaciones sin recato alguno y sus operadores y socios de la empresa Grupo Comercial Amori ejecutaban el fraude, con las donaciones de cientos de toneladas de cemento, que nunca llegaron a los lugares que lo “requerían”.

En cambio, se llenaron las bodegas de distribuidores en el sureste de México, pertenecientes al matrimonio conformado por Rosalinda Álvarez y Oswin Moller, hija y yerno de Billy Álvarez, y Jesús Mora, amigo cercano de la familia.

Todos ellos se dedicaban a comercializar el cemento que la cooperativa “regalaba”.

Ahora, construyen su propia planta de cemento en el polígono industrial Progreso, en un claro desafío a las denuncias en contra de cemento Cruz Azul. Todo ello, como una forma de legitimar sus negocios ilícitos.

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