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CHICHÉN ITZÁ, Yucatán.- En la madrugada del pasado domingo 28, en Chichén Itzá, se registró el fenómeno arqueoastronómico del descenso, permanencia y ascenso del Kukulcán lunar, y en esta ocasión fueron siete los triángulos de luz los que se formaron en la alfarda noroeste de El Castillo.
Este fenómeno de luz y sombra es tan importante como el descenso de Kukulcán en el equinoccio de primavera a plena luz del día, cuando se forman nueve triángulos del cuerpo serpentino.
El acontecimiento lunar fue presenciado por el custodio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) – Yucatán, José Antonio Keb Cetina, quien con la información proporcionada por el especialista Eddie Ariel Salazar Gamboa, se corroboró el conocimiento de los sacerdotes – astrónomos mayas.
Este suceso ocurre con la primera Luna llena después del equinoccio de primavera, la misma que marca las festividades para la religión judaico-cristiana.
Keb Cetina aseveró que éste acontecimiento significa que es tiempo de preparar la tierra para esperar la temporada de lluvias e iniciar la siembra, “es como si la Serpiente Lunar bajara a fertilizar la tierra, igual que el dios maya Kukulcán”.
El fenómeno de luz y sombra empezó poco después de las tres de la madrugada, y a las 4:59 horas, en el también conocido Templo de Kukulcán estaba formado todo el cuerpo serpentino.
En esta ocasión, fueron siete los triángulos isósceles de luz que se proyectaron en la alfarda noroeste, y uno más iluminó la cabeza pétrea del héroe deificado.
La luz que refleja la Luna se filtró a través de las nueve plataformas que conforman este edificio precolombino, y el último triángulo de luz que se formó fue el primer en desaparecer, y poco antes del amanecer, Kukulcán ya había ascendido nuevamente al firmamento.
El descubridor del evento, Eddie Salazar Gamboa explicó el “Kukulcán lunar es un fenómeno más fino en comparación con el solar”, debido al rápido movimiento del satélite natural de la Tierra así como también, su brillantes le da un tono más místico.
El catedrático del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM) comentó que todo parece indicar que para los mayas fue un fenómeno reservado a la élite, debido a que “es muy delicado e impresionante, ya que Kukulcán aparece con la luz que refleja la Luna, que es 400 veces menos intensa que el Sol”.
Destacó la importancia de este suceso, tanto para la cultura maya como para la judaica y la cristiana, ya que es la primera Luna llena después del equinoccio de primavera, la cual es la que determina la Semana Santa.
Para la cronología judaica el 14 nisán se registró el pasado sábado 27, y fue el Domingo de Ramos cuando ocurrió la Luna estaba en su fase de llena o en plenilunio, es decir, fue la “Luna de la crucifixión”.
El profesor emérito de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) remarcó que “se trata de la primera Luna llena después del equinoccio de primavera, la cual, de acuerdo con la cronología judía, determina la crucifixión de Cristo”,
Las religiones se basan en misticismos y tienen como sustento la astronomía, por lo que las culturas mayas, la judaica y la cristiana no son la excepción, acotó.
Ejemplificó el caso de la dualidad de Kukulcán de luz y sombra así como masculino y femenino, ya que durante el día se forma con los rayos de Kin, dios del Sol, mientras que en la noche, son con lo de Ixchel, la diosa de la Luna.
El coordinador del Grupo de Astronomía “Hipatia de Alejandría” del ITM resaltó el misticismo que tiene para los mayas la serpiente, ya que al menos para los mayas representa transformación, mutación, cambio, así como dualidad, sobre todo, cuando participan los astros, en especial, el Sol y la Luna.
Salazar Gamboa recordó que en 1987 se postuló teóricamente este fenómeno arqueoastronómico, en compañía de Víctor Segovia Pinto (+), y al año siguiente fue corroborado.
Pese la importancia del acontecimiento, lamentó que hasta el momento no se le da la respectiva divulgación, subrayó el premio “Jaguar del Turismo 2020” de la Asociación Mexicana de la Industria Turística (AMIT) Yucatán.
El codescubridor de este fenómeno arqueoastronómico aclaró que debido a la posición que tendrá la Luna sobre el firmamento así como por la desviación que tiene El Castillo, este fenómeno se podrá observar, en esta ocasión, durante dos días.
Por ende, también variará el número de triángulos de Luz, y en esta ocasión fueron siete los que se plasmaron en el cuerpo serpentino de Kukulcán.
Asimismo, estableció el misticismo que también con la cultura judaica, ya que en la “Luna de la crucifixión”, en el equinoccio de primavera, el Sol está en la constelación de Piscis mientras que la Luna, en Virgo.
En el caso del equinoccio de otoño, con la “Luna del natalicio”, el Sol está en Virgo y la Luna en Piscis.
Subrayó la importancia astrológica que representa, más aún cuando tanto el Sol como la Luna están en dichas constelaciones desde hace poco más de dos mil años.
Además que Jesús es considerado como “el pescador de hombres”, y se le identifica con el signo de Piscis.