Ante la urgente necesidad de contar con una vacuna contra el Mal de Chagas, especialistas del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM) estudian los hongos asociados a las raíces de tzitzilché, árbol medicinal y melífero, para obtener un biológico para contrarrestar los efectos de esta “enfermedad de la pobreza”.
Incluso, al contribuir con la investigación científica en beneficio de la salud y sustentabilidad, investigadores y estudiantes del ITM participaron en la 16ª Conferencia Europea sobre Genética Fúngica, en marzo de 2023, en Innsbruck, Austria.
El vector de la enfermedad de Chagas es la chinche besucona o en maya “pic”, y hasta el momento no existen tratamientos efectivos ni vacunas aprobadas, informó el profesor investigador del departamento de Ingenierías Química, Bioquímica y Ambiental, Denis Israel Magaña Ortiz.
La enfermedad causa complicaciones en órganos internos e infartos fulminantes, y en lo que va del año, en el país ya se detectaron 370 casos confirmados acumulados, de los cuales, 31 son de la Península de Yucatán.


La mayor incidencia de morbilidad se registró en Veracruz, con 57 contagiados, el 15.4 por ciento, seguido de Oaxaca, con 44 infectados, el 11.89 por ciento, la Ciudad de México, con 23 positivos, el 6.22 por ciento, y con 22 casos está Hidalgo, Tamaulipas y Yucatán, el 5.95 porcentual, respetivamente.
El también encargado de dirigir las investigaciones de ITM y docente de la Maestría Ciencias de los Alimentos y Biotecnología, mencionó que hay un trabajo conjunto con otras instituciones del país, tal el caso de Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) así como la Nacional Autónoma de México (UNAM)
El primer trabajo, titulado “Biofábricas en hongos filamentosos: plataformas de producción de proteínas en el hongo Aspergillus, para el tratamiento y prevención de Leishmaniasis y Chagas”, fue desarrollado de manera colaborativa por investigadores del ITM, del Centro de Investigaciones Regionales (CIR) “Dr. Hideyo Noguchi” de la UADY y del Centro de Física Aplicada de la UNAM, campus Juriquilla.
Dicha investigación tiene por objetivo desarrollar una estrategia para producir prototipos de vacunas, destinados a la prevención de Chagas, utilizando tecnología de ADN recombinante.
“Con el fin de disminuir costos asociados y de mejorar la seguridad en los procesos para la producción del biológico, se emplean hongos filamentosos aprobados para la industria y la alimentación humana”, acotó.


La generación de una vacuna para el mal de Chagas es una necesidad urgente para el país, se presenta miles de casos, por lo que impacta gravemente la calidad de vida de los infectados y ocasiona muertes prematuras.
El mal de Chagas o tripanosomiasis es causado por un protozoario microscópico transmitido por una chinche en los ecosistemas tropicales del continente americano, acotó.
Actualmente, sólo existen dos medicamentos disponibles con efectos secundarios, y se carece de una vacuna.
El padecimiento en su forma crónica ocasiona daños en los órganos internos de los infectados, así como lesiones irreversibles en el corazón, que dan lugar a una alta incidencia de infartos fulminantes.
La segunda investigación seleccionada fue nombrada “Nuevas relaciones ectomicorrízicas en la selva maya: identificación molecular de especies de hongos asociadas a las raíces de Gimnopodium floribundum (tzitzilché)”.


Los trabajos también fueron realizados por investigadores y estudiantes de las Ingenierías Bioquímica y Ambiental del ITM, en colaboración con especialistas de la Secretaría de Desarrollo Sustentable del Gobierno del Estado de Yucatán.
Señaló que se propone un método de propagación sustentable del árbol de zitzilché, especie presente en la flora nativa de la Península de Yucatán que ofrece notables beneficios ambientales y económicos a las comunidades rurales.
Destacó que su presencia en los suelos favorece la distribución adecuada del agua de lluvia, propicia la conservación de los acuíferos, presenta resistencia a los huracanes y mantiene un equilibrio en la superficie forestal; la especie produce también un néctar de alto valor nutricional para los polinizadores.

Agregó que la miel proveniente de los cultivos silvestres de tzitzilché genera una importante derrama económica proveniente de las exportaciones de ese producto, que beneficia a los productores de la Península. Sin embargo, la especie enfrenta amenazas graves, como son: la deforestación, la urbanización y los incendios.
Con el fin de generar sistemas de propagación sustentable, estudiantes de las Ingenierías Ambiental y Bioquímica y sus asesores, han estudiado los hongos asociados a las raíces de tzitzilché que pudieran permitir su conservación sin el uso intensivo de agroquímicos y pesticidas.
A la vez, dichos hongos son identificados como comestibles y juegan un papel relevante en la fertilidad del suelo; sus propiedades pudieran también, conducir a numerosas aplicaciones agronómicas de bajo impacto ambiental.


Los hallazgos científicos obtenidos en las investigaciones serán presentados por el investigador Denis Israel Magaña Ortiz y el estudiante de Ingeniería Bioquímica, Felipe Chan Hau, quien realizó su servicio social participando en los trabajos de la segunda colaboración.
Asimismo, en conjunto con las alumnas Montserrat Tum Rodriguez y Jennifer Martínez Contreras de Ingeniería Bioquímica, realizan en estancia de investigación en Querétaro.

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