• Aprendiendo a pensar
Luis Carlos Sierra Avila venadosierra@gmail.com

Lo importante en la filosofía no es el argumento, sino que la gente vea las cosas desde una nueva perspectiva”

“Wittgeintein

Suena absurdo leer el título de esta edición, “Aprendiendo a pensar”, cuando el acto de pensar nos hace, en un principio, humanos. En este caso no voy a decirte como pensar o qué es lo correcto y qué no. Mi intención no es ser juez de los pensamientos y de las dudas, más bien intento expresar una forma de pensar que funcione para una cosa en específico; para filosofar.

Existen muchos métodos o sistemas filosóficos de los que podríamos pasarnos hablando por varias ediciones, pero no es el fin de este escrito conocerlos. Este texto es para ayudarte a formar un propio sistema filosófico, al cual puede nombrar con “tu nombre” e “ismo” al final.

Aprender a pensar es lo mismo que aprender a caminar o a correr. Es algo intuitivo, que con el tiempo nuestro cuerpo y mente comienzan a ejecutar. Pero para fines de este escrito, nuestro aprender a pensar será como aprender a correr para un atleta. Todos pueden caminar, pero no todos practican constantemente, como ejercicio, la caminata. Al igual, todos pensamos, pero no todos practicamos, como ejercicio filosófico, el pensar. 

Para empezar hay que retomar la definición de filosofía de la edición pasada. La filosofía es “una práctica de preguntas”. Tenemos aquí que el primer elemento del pensamiento que debemos de ubicar es la duda y asombro –Aunque en este caso nos centraremos en la duda-. Ahora, la duda por si sola es algo normal y no necesariamente significa que estamos filosofando, por lo que debemos continuar con un proceso.

En las carreras de velocidades hay ciertas posturas y técnicas que hacer más sencillo y eficiente el ejercicio; en el caso de la filosofía es lo mismo. Aprender a hacer las preguntas correctas es primordial para un buen ejercicio filosófico. Aunque no te pueda decir qué preguntas son correctas y cuáles no, puedo darte unos tips para hacer más eficiente el ejercicio.  

La filosofía tiene ramas de estudio que han desarrollado amplias investigaciones sobre algunos temas. Eso permite que las preguntas que se generan puedan tener un banco de información y métodos de razonamiento concretos. Lo primero que debes de hacer es tratar de identificar la naturaleza de tu pregunta. ¿Tu pregunta puede ser tratada por la filosofía? ¿Por la ciencia? ¿Artes? Identificar de donde surge tu duda te va a ayudar a encausar tu ejercicio filosófico.

Aunque te preguntaras, a todo esto ¿Cómo se la naturaleza de mi pregunta? Los seres humanos vivimos en una dualidad, tenemos sensibilidad (que descubrimos el mundo por nuestros sentidos) y razón. Ambas naturalezas trabajan en armonía para facilitar la comprensión de la realidad. Ejemplo, cuando observamos un color, nuestros sentidos lo captan y nuestras razón lo decodifica.

Hay ciertos fenómenos que observamos y queremos darles un sentido, por lo que surge una duda de cómo se generan estos fenómenos. Estas preguntas pueden ser de índole filosófica o científica, y todo depende de la explicación que estemos buscando. En la ciencia buscaríamos el porqué de los fenómenos observables, recurriríamos a los fenómenos que se dan en el mundo material y son observados por nuestros sentidos. En el caso de la filosofía, deberíamos de responder a estos predicamentos a través de especulaciones racionales. Suponiendo preguntas que salgan de una explicación científica, aunque muchas veces podemos encontrar una relación entre ambos ejercicios lo que nos podría llevar a una comprensión más concreta de la realidad.  

Usemos al ser humano como un ejemplo: Para la ciencia habría que explicar sus procesos biológicos, fisiológicos, la relación con su entorno, el resultado de su participación en un sistema abierto como lo es el mundo, y así podríamos seguir. Son cosas medibles y observables. Igual podríamos meternos a temas cualitativos, que son más complejos de medir, pero que aun así son observables y hasta medibles.  

En el caso de la filosofía ¿qué podríamos abarcar?: ¿Qué hacemos en la tierra? ¿Por qué tenemos conciencia? ¿Cuál es nuestro propósito? Podríamos recurrir a temas de percepción de los fenómenos, pero no como simples observadores, sino como decodificadores de la realidad. En fin, las opciones son infinitas.

Entender la naturaleza de nuestra pregunta nos ayudará a dar un primer paso y claro, poder saber buscar la información que existe y pueda facilitar nuestra labor. Recuerda que estar retroalimentando nuestra pregunta con información y datos es fundamental para no desgastarnos de mas, ya que existen algunas preguntas que ya han sido respondidas, o existen explicaciones que puedan sernos aceptables.

Una vez que hemos logrado definir nuestro tipo de pregunta, hemos de pasar a la siguiente parte. Hay que entender que no todas las preguntas tienen la misma profundidad. Existen unas más abstractas que otras, o más complejas.

Si seguimos con la misma tónica del ser, hay dos preguntas que se han hecho a lo largo de los años y ambas tienen su grado de complejidad, pero cada una se mueve en niveles diferentes de abstracción. Por ejemplo: ¿Qué es el ser? Y ¿Cómo percibimos los fenómenos?

En la primera pregunta, la cuestión del ser se comprende más abstracta por el hecho de tratar de catalogar algo que se “supone” existe. El ser va más allá de lo que nosotros somos, en varias escuelas filosóficas, el tema del ser es tratado como una sustancia que nos trasciende, por lo que tratar de suponer algo que sale de nuestra comprensión es una tarea titánica.

Por otro lado, buscar el porqué de nuestra percepción es una tarea más concreta, ya que nos planteamos en una realidad en la que existimos y conocemos. Las formas en las que conocemos el mundo pueden ser causa de debate; sin embargo, todas han ayudado a crear un método para observar y comprender las cosas. Esto ha llevado a avances en la ciencia, filosofía y artes.

En fin, la importancia de concretar una pregunta, encontrar la naturaleza de ella, y comprender su profundidad y practicidad nos van a ayudar a encausar mejor nuestras dudas, darles un mejor tratamiento, y claro, en un futuro, ir perfeccionando nuestro ejercicio. Todavía hay más puntos que podemos tratar, pero por la extensión de la columna lo tendremos que dejar para una siguiente edición.  

Por lo pronto aquí las recomendaciones de la semana:

¿Cuáles son las preguntas filosóficas?

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