Los cementerios histórico-artísticos de México son espacios donde se entrelazan memoria, cultura y espiritualidad, por lo que su conservación-restauración representa honrar a quienes han partido así como preservar una parte importante de la riqueza patrimonial del país, manifestó el presidente del capítulo mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por sus siglas en inglés), Saúl Alcántara Onofre.
Resaltó los valores monumentales, ambientales y cosmogónicos de estos lugares de descanso eterno, de ahí que sean “reflejo de la historia, la cosmovisión y la cultura de un pueblo”.
Los camposantos, dijo, son “un puente entre el mundo de los vivos y de los muertos, entre el recuerdo y la celebración de la vida de quienes han partido. Valorar y cuidar estos espacios contribuye a reforzar la memoria colectiva y la diversidad cultural de nuestra nación, asegurando que las generaciones futuras puedan experimentar este legado”.
Las ciudades de los muertos son, en muchos sentidos, una extensión de la vida misma y su estudio nos permite adentrarnos en lo más profundo de la historia y el pensamiento humano”, expresó la titular de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH) del INAH, Valeria Valero Pié.


Los cementerios histórico-artísticos del país, muchos reconocidos como patrimonio cultural de la nación, expuso Saúl Alcántara, están cargados de significados que trascienden su función funeraria: “Son testigos silenciosos de la evolución arquitectónica y artística.
Desde la antigua Mesoamérica, el barroco novohispano, el neoclásico decimonónico o el art déco del siglo XX, cada tumba, mausoleo y monumento funerario narra una historia única. Por ejemplo, el Panteón de Dolores, uno de los más emblemáticos de la Ciudad de México, alberga mausoleos de familias prominentes y figuras ilustres que dejaron huella en el país.
“La riqueza escultórica de estos espacios es impresionante, veamos tan solo ‘El ángel del silencio’, en el Panteón del Tepeyac, una obra en mármol blanco del italiano Giulio Monteverde, la cual se encuentra en el mausoleo de la familia Moncada, muestra de destreza artística, y representaciones de creencias y valores de diferentes épocas”, señaló.
Asimismo, añadió, estos espacios desempeñan un papel crucial en la esfera ambiental. En un contexto urbano, donde el crecimiento desmedido ha llevado a la reducción de áreas verdes, funcionan como oasis ecológicos. Su diseño paisajístico, el cual incluye jardines, árboles y caminos, crea un ambiente de tranquilidad, y contribuye a la biodiversidad y la mejora de la calidad del aire.


“Cementerios como el de San Fernando, además de ser lugares de memoria, sirven como pulmones urbanos que permiten la interacción con la naturaleza, ofreciendo un espacio de reflexión y contemplación. La preservación de estos sitios es esencial en la lucha por la sostenibilidad ambiental”, expuso el especialista.
“También, los cementerios histórico-artísticos de México son reflejo de la cosmovisión de las sociedades que los han construido. La disposición de tumbas y mausoleos, a menudo, siguen patrones que reflejan creencias ancestrales sobre la vida después de la muerte, y la relación del ser humano con el cosmos. Estos elementos cosmogónicos enriquecen su valor”, sostuvo.
Por ello, concluyó el presidente del Icomos México, deben implementarse políticas que fomenten la restauración y conservación de estos espacios, a la vez que promuevan su uso como lugares recreativos y educativos para las comunidades.

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