A seis años de que un grupo de alarifes denunciara los daños a la salud que ocasiona el uso de cemento importando, principalmente originario de Egipto, así como la precaria calidad del mismo, hasta el momento es nulo el avance de las investigaciones a cargo de las autoridades estatales y federales, ya que los expedientes fueron simplemente desechados.
Lo peor de todos, son miles los yucatecos que sufren de la desidia política, ante la contaminación ambiental generada por las cementeras, caleras, sascaberas, concreteras, criberas y sitios de extracción de material de construcción, la cual es un factor determinante para las enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer.
A pesar que la salud de los alarifes de Yucatán está en riesgo ante la ambición de los empresarios de la construcción al adquirir cemento importado de baja calidad, las denuncias interpuestas permanecen estancadas desde hace seis años.
Asimismo, en los últimos años, es notable la precaria la calidad de las viviendas del Estado, debido al tipo de material de construcción que se utiliza, pues los empresarios le apuestan más a lo más barato, y en el caso del cemento de importación, su empleo afecta la salud de los trabajadores de la pala y la cuchara.


Pese las advertencias de diversas asociaciones y sindicatos, el sector empresarial y gubernamental las ignoró, por lo que continuó la adquisición de material de construcción elaborado en otros países, en lugar de apostar por la producción nacional.
La problemática inició en agosto de 2018, cuando se reportó que cerca 20 de albañiles presentaron intoxicaciones en diversas partes de la piel al tener contacto con cemento egipcio, y meses después, el mismo fenómeno ocurrió con producto originario de Turquía.
En su momento, el defensor de los albañiles afectados, Juan Moo Moo, denunció que los alarifes sufrieron de ronchas, comezón y quemaduras en la piel, con el manejo del cemento egipcio “Arabian Cement”.
Desafortunadamente, están congeladas las denuncias que el 27 de julio de 2018 interpuso ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), en la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY), así como en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), sobre los daños que ocasiona dicho producto de construcción.


Posteriormente, los contratistas Arquímedes Sánchez de la Cruz y Jorge Pérez Corona interpusieron una denuncia por ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), al afirmar que el cemento egipcio no trae el contenido establecido, es de baja calidad, el producto se vende en frágiles empaques y si lo dejas en algún sitio húmedo enseguida se endurece, además de la afectación económica.
Incluso, a pesar que ratificó la querella, nunca se realizó el respectivo análisis para verificar la calidad del producto.
En la denuncia interpuesta ante la Cofepris y la STSP, se solicitó una inspección laboral en la bodega de la empresa Comercio para el Desarrollo Mexicano del Sureste (CDMS), ubicada en el kilómetro 10 de la carretera Mérida – Cancún, específicamente, en el tramo de Teya a San Pedro, así como en los sitios donde se maneja el cemento importado, pero nunca se efectuó la respectiva acción.
Moo Moo estableció que solicitó una inspección laboral en dicha bodega así como en los sitios donde se maneja dicho cemento.


Abundó que “tanto en la Secretaría de Salud como en la del Trabajo dijeron que iban a atender el problema, pero hasta el momento no hay avance alguno”.
Detalló que en el documento estableció que dicho problema de intoxicación “ya se lo dijimos a nuestro patrón, pero no nos hace caso, por eso queremos que nos ayuden, pues por la necesidad debemos trabajar sin protección, y eso nos causa daños en la piel”.
Sin embargo, “por quejarnos nos corren sin dar a los compañeros una compensación, al menos por el tiempo laborado o por los daños a la salud sufridos”, acotó.
Recordó que los albañiles afectados mejoraron su salud al cabo de unos días, pero “ya no querían trabajar con ese cemento, porque temían que se vuelvan a intoxicar”.


“Varios de nosotros tenemos muchos años trabajando de alarifes, y nunca habíamos tenidos problemas al manejar con cemento, hasta que se empezó a utilizar el material importado, que es hasta 50 por ciento más barato”, subrayó.
Tras la detección de los primeros casos de intoxicación, los albañiles empezaron a tomar las precauciones necesarias para evitar un daño a su salud, por lo que se ponían mangas de tela, camisas de manga larga y guantes.
Explicó que los daños aparecen cuando se maneja directamente el cemento importado, principalmente, cuando se prepara la mezcla, y al salpicar cae en la piel del trabajador.
“Que más nos queda, estamos al día y no tenemos otra opción más que trabajar con lo que se tiene”, abundó.


Comentó que luego de interponer las respectivas denuncias, recibió poco más de 10 llamadas telefónicas, en las cuales “me amenazaron de diversas maneras, hasta de quitarme la vida”.
Expresó que a través de su teléfono celular, desconocidos lo contactaron para decirle “¡no sabes con quien te estás metiendo!”, así como también “¡no sabes quien tiene el poder!”, entre otras expresiones.
Aclaró que ignora quién lo amenaza, ya que en la pantalla de su teléfono móvil sólo aparece “número desconocido” o “número cifrado”.
El declarante explicó que el proEmpatanadas las denuncias contra *****ducto fue comprado por el ex presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi) en Yucatán, Armando Valencia Castillo, a quien “no le importa si es de poca calidad o si daña la salud de los albañiles”.
Reconoció que la denuncia pública enojó a los integrantes de la Canadevi, pero “si por mis declaraciones están molestos, ni modos… sólo pedí que se realice un estudio para verificar si el cemento extranjero es la causa problema de salud entre los albañiles”.


En su momento, Valencia Castillo refutó las acusaciones y aseveró que hasta el momento, ninguno de los mil 500 alarifes con que cuenta en las más de 50 desarrollos habitacionales de la Canadevi ha presentado problemas de salud relacionados con el empleo del cemento egipcio.
Aclaró que la Canadevi compró la mitad del embarque, es decir, 120 mil sacos y la otra parte, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
El 13 de diciembre de 2018, a través de las redes sociales, la Administración Portuaria Integral (API), en Progreso, informó del arribo del buque Sofía R, con bandera de Liberia, el cual atracó en el muelle 5 Norte de la Terminal Remota para descargar 12 mil toneladas de cemento proveniente de Egipto.
Por ende, es la segunda importación de este producto, pues la anterior se registró el año pasado, y fue en Turquía donde se adquirió 240 mil sacos del “Arabian Cement”.
En la primera ocasión, la Canadevi en Yucatán adquirió 120 mil sacos, y cifra similar fue comprada por la CMIC.

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