El uso indiscriminado de agroquímicos en el campo yucateco genera consecuencias negativas tanto en los diversos cultivos de la región, como en la apicultura, una de las actividades más emblemáticas del Estado.
Más de siete mil familias dependen directamente de esta actividad, y la alarmante disminución en el número de abejas nativas pone en riesgo tanto la apicultura como el equilibrio ecológico de la zona.
El senador Jorge Carlos Ramírez Marín, consciente de la importancia de la apicultura en Yucatán y su papel crucial en la polinización y mantenimiento del ecosistema, afirmó que “la premisa es muy sencilla, pero muy preocupante, porque sin abejas no hay vida”.
“Mi lucha por el reconocimiento del impacto que tienen las abejas en el equilibrio del ecosistema es sencillo, este insecto es vital para la preservación de la vida en el planeta, de todos los animales que viven en ella, incluidos nosotros los humanos”, enfatizó el legislador.
Advirtió que la miel yucateca, reconocida mundialmente por su exquisito sabor y propiedades únicas, se encuentra en peligro debido al impacto de los agroquímicos en las poblaciones de abejas.
La situación es urgente y requiere de acciones inmediatas para evitar consecuencias irreversibles, de ahí la importancia en el cuidado y preservación de la abeja maya.
La baja en el número de abejas no solo amenaza la producción de miel, sino que compromete la diversidad y la salud de la flora local, afectando a numerosos cultivos que dependen de la polinización.
Ramírez Marín hace un llamado a repensar la forma en que se cuidan los cultivos en Yucatán, instando a migrar hacia prácticas agrícolas más amigables con el medio ambiente.
“Es imperativo adoptar estrategias que protejan la salud de las abejas y garanticen la continuidad de la apicultura, una actividad que no solo sostiene a miles de familias, sino que también es un pilar esencial en la identidad y economía local”, concluyó.