En Yucatán es notable la reducción del número de personas que se dedican al campo, toda vez que ahora, la mayoría de las familias en zonas rurales balancean trabajar su tierra con otra labor no agrícola, además de que el cultivo es tanto para el autoabasto como para fines mercantiles, destacó el especialista Jorge Urdapilleta Carrasco
Durante la plática “Situación actual de la producción para el autoabasto familiar en Yucatán”, señaló que, en 1970, siete de cada 10 personas trabajaban agricultura de autoabasto, mientras que, desde 2020, cuatro de cada 10 trabajan agricultura, pero no siempre para consumo propio
Al participar durante la mesa panel “Saberes y retos para la soberanía alimentaria maya ante el cambio climático”, expresó que en 1940, el 65 por ciento de la población nacional vivía en el campo y tenía actividad silvoagropecuaria o pesquera, pero desde 2020, el 21 porcentual vive en zonas rurales y solo la mitad trabaja la tierra.
En ese sentido, en la charla “Patrimonio biocultural yucateco, decolonialidad y adaptación al cambio climático”, la doctora Mónica Chávez Guzmán presentó reflexiones sobre los conocidos cambios de la comunidad maya y campesinos de nuestra entidad.


En el marco de la Sexta Semana Nacional de las Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán (CIR-UADY), detalló que el fenómeno se presenta a partir del creciente abandono del tradicional vínculo con la tierra, el manejo de los recursos naturales, la solidaridad del intercambio, el trabajo colectivo, la transmisión de conocimientos de generación en generación, y la escasa valoración de las sabidurías locales de frente al mercado global y el fenómeno del calentamiento climático.
En el foro organizado por el cuerpo académico “Identidad y Cultura Maya en Yucatán” de la Unidad de Ciencias Sociales del CIR-UADY, la doctora Paola Ruiz Becerra también platicó sobre el “Impacto de la disminución de la producción milpera en las prácticas alimentarias y en la salud de una población maya yucateca”.
Presentó un estudio realizado en 20 hogares de Mayapán, en el cual observó una polarización económica en los hogares, ya que las viviendas que están integradas por personas mayores presentaron una alimentación con base en maíz, frijol, pepita y tomate.


En contraparte, explicó, las residencias con miembros más jóvenes reportaron el consumo de mayor diversidad de productos, caracterizados principalmente por un elevado contenido de alimentos de origen animal y ultra procesados.
Por último, el doctor Ángel Lendechy Grajales, presentó el proyecto “Escuelas Saludables y Sostenibles”, que consiste en diseñar, planear y evaluar una estrategia de comunicación orientada a fomentar el conocimiento, revalorización y consumo de distintas especies de alimentos en la Península de Yucatán, con el fin de contribuir al cambio social y fomentar el consumo de especies vegetales subutilizadas para la transformación positiva del sistema alimentario regional.

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