En México, los malos hábitos para dormir provocan notables problemas de sueño, por lo que urge establecer medidas para disminuir este fenómeno, aseveró el especialista del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), Carlos Javier Martínez Magaña.
Destacó el desarrollo de fármacos para disminuir la problemática que prevalece en el país, aunque son diversos los factores que ocasionan los trastornos del sueño.
Señaló que el no dormir adecuadamente altera el funcionamiento del cerebro, de ahí la importancia de tener buenos hábitos para poder conciliar el sueño.
La falta de sueño provoca cambios en el cerebro y afecta la concentración, la memoria y el aprendizaje, acotó el investigador del departamento de Farmacología del Cinvestav.
Mientras uno duerme de forma adecuada, es una forma de cuidar las neuronas, de ahí la importancia de tener buenos hábitos para dormir, abundó.
Recientemente, la Unidad de Trastornos del Movimiento y Sueño del Hospital General “Manuel Gea González” advirtió que el uso excesivo o por tiempos prolongados de dispositivos móviles como teléfonos y tabletas puede generar alteraciones del sueño y del ritmo circadiano.
Al estar expuestos por tiempos prolongados a pantallas de dispositivos, disminuye la secreción de melatonina, hormona que regula el ciclo del sueño y vigilia, y aumenta los niveles de cortisol, hormona del estrés. Esto impide a la persona dormir de forma adecuada.
Para evitar complicaciones se deben establecer horarios de descanso y evitar el uso de dispositivos móviles por lo menos dos horas antes de dormir, con el objetivo de conciliar el sueño de inmediato.
El sueño se divide en cuatro fases: sueño ligero, profundo o de ondas lentas, y de movimientos oculares rápidos, que se presenta a los 90 minutos de que la persona se quedó dormida.
Las personas adultas necesitan de siete a ocho horas diarias de sueño. En la niñez varía conforme la edad: quienes tienen menos de un año deben dormir hasta 17 horas y de los dos a tres años, entre 11 y 14 horas.
Por ende, es fundamental que al dormir la habitación tenga condiciones óptimas de temperatura, ruido y luz, para el buen descanso, y considerar también un buen colchón o almohada cómoda, que contribuyen a la comodidad.