A consecuencia del resguardo domiciliario registrado para romper la cadena de transmisión del Covid-19, al menos en Yucatán hay una mayor dependencia a la tecnología de la comunicación pero sobre todo disparó el vínculo de adolescentes con «amigos virtuales», con quienes comparten fotos y textos eróticas, afirmó el especialista del Centro de Integración Juvenil (CIJ), Pedro Luis Arango Torrejón.
Reconoció que son diversas las adicciones que prevalecen en la entidad, y el más reciente son los teléfonos celulares y tabletas, entre otros aparatos electrónicos similares, afectando principalmente a los menores de edad.
Ante estudiantes de la Universidad Anáhuac Mayab les aclaró que “serán ustedes a quienes les tocará atender a este tipo de pacientes, así como establecer nueva terminología ante el suceso que todavía se gesta, además de proponer las estrategias para el control y tratamiento”.
El resguardo domiciliario para evitar la propagación de la pandemia provocó la aparición de diversos problemas, afectando tanto a niños como a adolescentes de Yucatán.
“El encierro generó estrés y los padres de familia buscaron las formar de controlar a sus hijos menores de edad, y los adolescentes se enfocar a encontrar amigos electrónicos, por lo que la situación se complicó”.
Remarcó que las tabletas y ipads fueron entregadas a los niños como un modo de entretenimiento, con la finalidad de que los adultos tengan momentos de apaciguamiento.
Pero, en los menores de edad se genera la adicción a estos equipos electrónicos, quienes podrían padecer de nomofobia, situación en las que una persona sufre algún tipo de ansiedad debido a que no tiene acceso a su teléfono móvil, tabletas, ipads, etc.
Expresó que en el caso de los adolescentes, de 12 a 14 años de edad, el encierro les permitió la búsqueda de amistades electrónicas, con quienes platicar en tiempo real y sin importar la distancia, e incluso, hasta noviazgos virtuales, por lo “me tocó ver a chicos que tenían una relación formal a pesar que su pareja viviera en Europa o Asia”.
Lo peor de todo, los padres que revisaron los móviles de sus vástagos se percataron que había una notable comunicación erótica, e incluso, hasta intercambiaban fotos y/o videos, ya sea mediovestidos o desnudos.
El especialista comentó que la situación se complica, pues nada se sabe del amigo virtual, tal el caso de su género, edad, preferencia, lugar donde vive, y a pesar que algunos casos fueron denunciados, nada se podía hacer, ya que esa persona vivía en otro país.
“Con esta situación, se vuelve complicada la neuroplasticidad, capacidad del cerebro para reorganizar sus patrones de conectividad neuronal, reajustando su funcionalidad, ya que lleva 12 años de adicción electrónica a pesar que tiene una edad de 16 años”, subrayó.

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