La primera mesa de diálogo rinde frutos, aseveró el encargado del despacho del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)-Yucatán, José Arturo Chab Cárdenas, al establecer que los pobladores y manifestantes de Xcalakoop, comisaría de Tinum, desean el retorno del turismo arqueológico a Chichén Itzá.
“El resultado de las pláticas con Xcalakoop tiene un significativo avance, tanto ejidatarios como pobladores que se habían manifestado están deseosos de que se abra la zona arqueológica”, acotó.
El entrevistado señaló que en el caso de que exista un polígono ejidal en el que la comunidad tenga una pretensión para que el gobierno federal lo adquiera, existe la posibilidad de indemnizar a la población, tal como se realizó con los ejidatarios de Chablekal, comisaría de Mérida.
Para ello, recomendó a los pobladores y ejidatarios a que realizar el procedimiento correspondiente para que el gobierno federal expropie el terreno y entregue la respectiva indemnización.
Ante los primeros acuerdos se determinó que “el ejido tendrá en lo inmediato un acuerdo con el INAH para destrabar y permitir el acceso por la carretera 180, en el tramo Xcalacoop – Pisté”.
Destacó la diferencia entre cada uno de los pliegos petitorios de cada uno de los tres ejidos, Xcalakoop, San Felipe y Pisté, motivo por el cual se optó hablar con los representantes de cada uno de ellos para darle solución a sus solicitudes particulares.
Aclaró que el INAH resolverá las demandas que le competen, pues hay solicitudes que no podrá satisfacer, como la construcción de escuelas, de canchas deportivas, entre otras cosas que son de competencia de otras dependencias.
Chab Cárdenas expresó que los pobladores comprendieron las acciones que le compete al INAH, y manifestaron que están de acuerdo, ya que desean el arribo al turismo al sitio.
Anunció que mañana tendrán una segunda mesa de diálogo, sólo que con los pobladores de San Felipe, comisaría de Tinum, y para el lunes 9, con los de Pisté, que son los más renuentes.
Hoy se cumplió seis días de protesta, y a la capital de los itzáes han dejado de acudir cerca de 42 mil turistas, con una pérdida de 12 millones de pesos, por concepto de cobro por el acceso al sitio.
Ante la situación que prevalece, los turistas son trasladados a Izamal y Ek’Balam.