Puntual a su cita, Kin, dios maya del Sol, se presentó en el Observatorio Cenital precolombino de Acanceh, para protagonizar el fenómeno arqueoastronómico del paso del Sol por el cenit de Yucatán.
A pesar que las nubes pretendieron interrumpir el acontecimiento, Kin se impuso, motivo por el cual al mismo tiempo que el Sol ingresaba al edificio circular durante algunos minutos desaparecieron todas las sombras de los cuerpos verticales del Mayab.
El conocimiento de los sacerdotes astrónomos mayas nuevamente se corroboró, cuando hoy, a las 13:04 horas un halo de luz vertical se formó en el interior de un edificio circular que sirvió de marcador del Sol en el cenit, hasta el momento, el único edificio precolombino en su tipo en Yucatán.
Lo que en principio se pensó que éste tipo de bóvedas eran exclusivas del centro del país, la especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Beatriz Quintal Suaste, demostró que también fueron construidas por los mayas, durante el período Clásico.
Aunque se menciona la existencia de posibles bóvedas astronómicas en Mayapán, Dzibilchaltún y Chichén Itzá, hasta el momento sólo en Acanceh ya se confirmó la utilidad que tuvo durante el período Clásico.
Consideró que el hallazgo de éste tipo de infraestructuras subterráneas permitió determinar las actividades agrícolas y religiosas, establecidas por Kin, dios del Sol.
El astrónomo yucateco Eddie Ariel Salazar Gamboa explicó que en su tránsito por la bóveda celeste, el Sol se ubica justamente en el cenit dos veces al año, entre el 21 y 22 de mayo, así como entre el 18 y 20 de julio, es decir, una lunación antes y después del solsticio de verano, que acontece el 21 de junio.
En esos días de Sol en el cenit, no se proyectan sombras en objetos verticales, dado que la estrella está justo sobre nuestras cabezas.


La especialista del INAH Yucatán reconoció que a pesar del saqueo que sufrió a lo largo de los años, ya que actualmente conserva el 50 por ciento de su altura, su estado de preservación es ideal para que establecer se trata de un observatorio arqueo astronómico, el cual fue confirmado por Orlando Casares Contreras.
Recordó que se descubrió en 2007, posteriormente se efectuaron los trabajos de estudios y los resultados preliminares fueron dados a conocer en el marco del Tercer Congreso Internacional de Cultura Maya.
Destacó la importancia de ésta ciudad precolombina en la Península, la cual fue similar a que tuvo Aké, pero de menor grado en comparación a Chichén Itzá y Uxmal.
Los principales edificios datan del clásico temprano (250-600 DC), tal el caso de La Pirámide, ubicada frente al zócalo del actual municipio, en la cual hay cinco mascarones finamente elaborados en estuco representando a Kin, dios del Sol.
La entrevistada detalló que entre las características de éste observatorio que registra el paso del Sol en el cenit, el cual se registra dos veces en el año, es que fue destinado a la élite sacerdotal, pues sólo podía caber una persona.
Explicó que el sacerdote astrónomo, Ah Kin, tenían la encomienda de definir el momento exacto en que iniciaban los cambios de estación y el ciclo de siembra, y para ello, el Sol es clave a través de los diversos movimientos que tiene en la bóveda celeste.


“El paso del sol por el Cenit, lo que estaba asociado a los ciclos de la lluvia y la fertilidad de la tierra”, acotó.
Aclaró que en el interior de la cámara sólo cabía una persona, la cual, aparentemente estuvo sentada, dado el estrecho espacio del observatorio cenital, pues tiene una profundidad de entre 1.92 a 1.97 metros.
“De acuerdo con los estudios, desde el piso de la cámara a su parte más alta esta habría medido entre tres a cuatro metros, sin embargo solo se pudo reconstruir 1.97 metros”, agregó.
“Una vez en el edificio, se podría entrar a la cámara por un único acceso, el cual presenta una abertura de apenas 40 centímetros de ancho por 1.97 metros de altura”, acotó.
Recordó que en 2002 iniciaron los rescates de un basamento maya en Acanceh, donde encontraron indicios de esta cámara astronómica, parte de la misma fue rescatada tras siete años de trabajo.
En el interior se encontró dos sartenejas y una ofrenda, por lo que estos depósitos de agua permitían el registró del reflejo luminoso que marcaba el momento exacto en que pasa justo sobre nuestras cabezas.
Quintal Suaste mencionó que al observatorio cenital solo se accedía por un edificio construido en el Clásico Tardío pero que funcionó hasta el Posclásico.
Reconoció que estructura fue dañada parcialmente a consecuencia del saqueo, ya que sus componentes se utilizaron como material de relleno en los actuales asentamientos habitaciones.

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