Recientes hallazgos arqueoastronómicos registrados en Oxkintok demuestran que el Arco Falso del Grupo Ah Canul era un observatorio y marcador de fechas importantes para la cronología, la agricultura y la religión maya, tal como se constató justo en el inicio de la primavera.
En esta ocasión, el cambio de estación fue protagoniza por Kin, dios maya del Sol en compañía de Uh, diosa de la Luna, así como de Noh Ek, dios de Venus, estos dos últimos estuvieron presentes en las primeras horas de ayer, en la enigmática ciudad de los “Tres Soles de Pedernal”.
Incluso, mientras que cientos de aves, de diversas especies, cantaban para dar la bienvenida a la primavera, miles de abejas nativas xunán cab danzaban y zumbaban, aprovechando las primeras flores que aparecieron en los últimos días del invierno.
El pasado domingo 20, un grupo de comunicadores que acudió el sitio arqueológico presenció la salida del Sol, al mismo tiempo que constaron todos estos sucesos, junto con la alineación de diversos edificios, construidos para marcar el cambio de estación, así como fechas de importancia.
Por la mañana, Kin, Uh y Noh Ek se presentaron en el Arco Falso del Grupo Ah Canul, pues en mientras que en la tarde, el fenómeno arqueoastronómico ocurrió en el Satunsat o “El Laberinto”.
El dios solar llegó puntual a su cita, e incluso, venció a las nubes que pretendieron impedir su aparición por el horizonte, por lo que el espectáculo fue notable.
Cabe destacar que el sitio lleva dos años cerrado al público, como medida preventiva para evitar la propagación del Covid-19, incluso, arribaron varios turistas, pero se les negó el acceso al sitio, y para aprovechar su estancia tomaron fotos de los edificios que están a un costado de la alambrada.
En esta ocasión, como ha ocurrido en las últimas cinco décadas, la primavera aconteció el 20 de marzo, y esta vez, a las 9:33 horas, es decir, en 1971 fue el último año que coincidió con el natalicio del benemérito de las Américas, Benito Pablo Juárez García.
A pesar que el sitio está cerrado al público desde 2020, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) autorizó a un grupo de comunicadores a cubrir el fenómeno arqueoastronómico del equinoccio de primavera, en víspera de su próxima reapertura.
A la llegada del sitio, la luz de la Luna guió a los comunicadores hasta el Grupo Ah Canul, la cual, el pasado viernes 18 estuvo en su fase de llena.
Inmediatamente, se constató que Venus alcanzó su máxima elongación Oeste, suceso, el cual, claramente se debió de observar en el Observatorio o Caracol de Chichén Itzá.
Kin apareció a las 6:02 horas, por lo que los primeros rayos se proyectaron en el Arco Falso del Grupo Ah Canul, y primeramente se constató en el altar ubicado en el centro, luego se proyectó en una ranura construida en los edificios del otro extremo así como en el denominado “baño de vapor”.

El Laberinto maya

El especialista del INAH Yucatán, Orlando Casares Contreras, presentó los recientes hallazgos arqueoastronómicos, y aclaró que en Oxkintok, el único edificio con alineación hacia los equinoccios es el Satunsat, suceso que se presenta en las tardes.


Mientras que en el Arco Falso del Grupo Ah Canul se observa una alineación calendárico-astronómica para determinar determinadas fechas, de importancia cronológica y agrícola, por lo que se trata de un observatorio de uso más complejo.
“Los mayas de Oxkintok usaron la astronomía como elemento para marcar fechas de importancia no astronómica pero si en términos calendáricos”.
Explicó que el punto de observación es el altar que está casi en medio del Grupo Ah Canul, por lo que cuando hay equinoccio y el Sol empieza a despuntar, que es el momento en que se usa como valor para medir.
Explicó que en el equinoccio, ya sea de primavera o de otoño, la luz del Sol no coincide con el altar, por lo que no es un observatorio equinoccial, como originalmente se pensó.
“La astronomía maya es más compleja que sólo equinoccios y solsticios, pues los mayas buscaban fechas importantes, tanto para la agricultura como para su religión”, acotó.
Para ello, utilizaban tanto el Sol como la Luna así como Venus, tal como se constató el pasado domingo 20.
Recordó que el fenómeno arqueoastronómico del Arco Falso del Grupo Ah Canul lo descubrió Ricardo Velázquez, en 1998, con el solsticio de invierno, pero luego se percató que no marca con exactitud el inicio de cada una de las estaciones del año.
Comentó que en 2022 efectuó su tesis para el título de Licenciado en Ciencias Antropológicas, en la especialidad de arqueología, denominada “Un estudio arqueoastronómico en Oxkintok, Yucatán”, por lo que continuó con la investigación, y ayer presentó los resultados.


Al hacer las mediciones en el Arco Falso se constató que las fechas clave de alineación son el 3-4 de marzo y el equidistante 8 de octubre, por lo que ambas son de importancia calendárico-astronómica.
A partir del 8 de octubre al evento solar más cercano es el solsticio de invierno, hay 73 días para que puede llegar y cifra similar para que vuelva a ocurrir, por lo que falta 219 días para completar el ciclo de 365.
Casares Contreras remarcó que el 73 es un número mágico para las culturas precolombinas, el cual permite dividir el año solar maya en cinco partes iguales.
Explicó que los mayas tenían dos calendarios importantes, el civil o Haab, de 365 días, y el calendario sagrado de 260 días, conocido como Tzolkín.
Ambos calendarios son equivalentes en 52 años de 365 días y en 73 ciclos de 260, pues ambos dan 18 mil 980 días.
Lo más interesante, al extender el año civil, de 365 días, con 219 días adicionales se tiene 584, es decir, ocho períodos de 73 días, que es el equivalente al período sinódico de Venus.
“Hoy vemos a Venus, y si volvemos al centro ceremonial del Grupo Ah Canul dentro de 584 días, volveremos a ver al planeta en ese mismo punto de la bóveda celeste”, subrayó.
Resaltó que “estas alineaciones del Sol y Venus permite sincronizar ambos calendarios con este mismo mecanismo y al mismo tiempo, con el movimiento de los dos astros”.
Por la importancia religiosa, las alineaciones permiten que lo calendárico y agrícola sea esencial, abundó el experto, quien estuvo acompañado de la estudiosa Venus Estrella Cabrera.


La arqueología escudriña los hallazgos, para darle lógica, por lo que hoy se demuestra que el Arco Falso del Grupo Ah Canul no tuvo una importancia en los equinoccios y en los solsticios.
Pero, en el caso del edificio de “El diablito”, el cual es un gobernante, si está alineado al atardecer del equinoccio de primavera y de otoño.
El mismo fenómeno se observa en el Satunsat, edificio prehispánico construido sobre una gruta, el cual, el interior asemeja un laberinto.
La edificación tiene diversos calibradores, aperturas hechas en diversos niveles, por lo que en el equinoccio, la luz se filtra e ilumina el obscuro interior, lo que facilita el recorrido.

Método actual

Casares Contreras expresó que la agricultura del Norte de la región usa como herramienta a la astronomía, y utiliza como base el 12 de febrero y 29 de octubre, fecha de inicio de las actividades después de dejar descansar los terrenos.
Por ende, cambia la lógica de los múltiplos calendáricos, que es de 52 días, y para que se complete el año solar, hay que anexar 260 días.
La sociedad se organiza con relación a estos ciclos para determinar las labores agrícolas, y usan al Sol para marcar fechas para la preparación de los terrenos, el anuncio de las lluvias torrenciales, todo ello, para su sustento.
Reconoció que muchos de los agricultores desconocen el significado de los múltiplos de 52 y 73, pues para los mayas prehispánicos tuvo una gran importancia, simplemente llevan al cabo lo que aprendieron de sus antecesores.

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