De 2020 a la fecha, en México aumentó en cerca del cuatro por ciento de incidencia en obesidad y sobrepeso, a consecuencia del Covid-19, principalmente en adolescentes con edades de 12 a 19 años de edad así como en jóvenes adultos a partir de los 20 años, reveló la especialista del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Claudia Ibeth Pérez Díaz.
Asimismo, destacó la importancia de evitar el consumo de fármacos que se comercializan para el tratamiento del control de peso, ya que sólo algunos de ellos realmente son efectivos.
Señaló que bajar de peso es una de las intenciones que más suelen aparecer en el listado de propósitos para el Año Nuevo, y en el caso de México se convierte en una necesidad, ya que la Encuesta Nacional de Salud arroja que durante la pandemia hubo un incremento de la obesidad y el sobrepeso.
Comentó que la obesidad es una enfermedad crónica con afectaciones sistémicas y de carácter multifactorial que constituye un problema de salud a nivel mundial, pues estudios han demostrado que este problema desencadena padecimientos asociados como la diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares.
De ahí la importancia para tratar este problema de salud, cuyo incremento fue notable tras la aparición en México de la pandemia de Covid-19, a partir de febrero de 2020.
A pesar de que hay esfuerzos para contrarrestar esta problemática, encaminados a comer cosas más saludables como verduras y frutas, para muchas personas resulta difícil perder peso, entonces surgen alternativas como la terapia farmacológica.
Con el objetivo de comprender la función y utilidad de este tipo de terapias, la especialista del Departamento de Farmacología del Cinvestav, realiza estudios del papel de la D-norpseudoefedrina (catina) en el tratamiento de la obesidad.
“La idea de utilizar D-norpseudoefedrina, un fármaco autorizado para su venta en México, surge porque no se le ha dado importancia ni se han hecho estudios tan profundos”, subrayó.


Pérez Díaz indicó que la catina se encuentra de manera natural a partir de las hojas de un arbusto llamado Catha edulis «Khat», originaria de la península arábiga.
Explicó que esta planta cuenta con propiedades psicoestimulantes, por lo que las personas de la región suelen masticar las hojas para incrementar la energía y, en algunos individuos, promueve la saciedad.
Comentó que para llegar a la conclusión de que la planta contaba con estas propiedades, mediante análisis químicos, encontraron que tiene más de 40 metabolitos y dentro de ellos, se encuentra la catina.
Abundó que su estructura química es muy parecida a la anfetamina, sin embargo, la D-norpseudoefedrina cuenta con un grupo hidroxilo en el carbono ß que la hace diferenciarse, siendo menos adictiva y con el poder para reducir el apetito.
Señaló que los productos basados en D-norpseudoefedrina autorizados para la pérdida de peso, pueden ocasionar efectos secundarios como el insomnio y únicamente están recetados en un periodo máximo de tres meses, porque después generan tolerancia y sus efectos ya no son los mismos que al principio.
“Actualmente, se trabaja en nuevas combinaciones de fármacos que ayuden a perder peso a largo plazo”, añadió.
El mecanismo de acción aún no se ha aclarado, pero existen estudios que han demostrado la modulación en algunos receptores adrenérgicos y, por ello, el objetivo de esta investigación era demostrar cómo la catina actúa en el sistema nervioso central, principalmente en una estructura cerebral llamada núcleo accumbens relacionada con la ingesta de alimento.
Agregó que al administrase este fármaco en ratas, a nivel sistémico, se observó una reducción en el peso corporal, lo cual era de manera dosis-dependiente, es decir, que a cantidades muy pequeñas, el efecto era menor, pero con dosis más altas había mayor pérdida de peso.
Enfatizó que otra consecuencia que se detectó fue el incremento de locomoción (la capacidad de moverse) y con la administración de dosis más fuertes aparecía otra conducta, la estereotipia (movimientos o posturas repetitivas).
Mientras que, a nivel del sistema nervioso central, este estudio se dirigió a la estructura del núcleo accumbens y su enfoque se sitúo en el sistema dopaminérgico, expresó.
Para ello, dijo, se utilizaron antagonistas de los receptores de dopamina D1 y D2, que al ser administrados directamente en el núcleo, revertían el efecto en la pérdida de peso; si la D-norpseudoefedrina generaba pérdida de peso, cuando actuaban los antagonistas D1R y D2R, se revertía el efecto ocasionado por la D- norpseudoefedrina, indicando que esta modulación era inducida por los receptores.
Afirmó que otro aspecto era que cuando se presentaba una mayor locomoción inducida por D-norpseudoefedrina, al agregarle estos dos antagonistas, también se dejaba de tener este efecto psicomotor inducido por este fármaco.
Esto demostró que el sistema dopaminérgico está implicado en el mecanismo de acción de la catina, enfatizó la investigadora.
Mediante registros electrofisiológicos en ratas con libre movimiento, encontró la existencia de una fuerte modulación en la actividad neuronal en el núcleo accumbens, del cual, un 38 por ciento incrementaba la taza de disparo tras la administración de D-norpseudoefedrina, mientras que un 43 por ciento disminuía la taza de disparo.
Mencionó que el estudio desvelo una parte del mecanismo de acción que hasta la fecha se desconocía.
Lo novedoso de la investigación es que la D-norpseudoefedrina actúa principalmente a través del receptor D2 y como tratamiento contra la obesidad puede funcionar a corto plazo; aunado con la combinación de otros fármacos podría servir para una terapia a largo plazo, concluyó.

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