Durante el año pasado, en la Península de Yucatán se registraron cerca de 800 defunciones fetales, lo que represente el cuatro por ciento del total del país, informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi).
Asimismo, reveló que es una de las regiones menos afectadas, pues los estados que la conforman se ubican entre las 13 de menor índice de mortalidad.
En 2020, en México se registraron 22 mil 637 defunciones fetales, de las cuales, en las clínicas y hospitales de la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) atendieron el 67.3 por ciento de los procesos de gestación que concluyeron en defunción fetal. Por su parte, las unidades médicas privadas atendieron el 17.1 porcentual de ellos.
El 82.9 por ciento de los fallecimientos ocurrieron antes del parto, el 15.6 por ciento durante el parto y en el 1.5 porcentual de los casos, no fue especificado.
De las personas que certificaron la muerte, el 96.2 por ciento corresponde a médicos, el 1.1 por ciento a no médicos (personas autorizadas por la SSA, Autoridad Civil), el 1.1 por ciento a otro personal y el 1.6 porcentual no lo especificó.
La tasa nacional de embarazos que terminaron en muerte fetal por cada 10 mil mujeres en edad fértil es de 6.7. Las entidades federativas que presentan las tasas más altas son Aguascalientes (10.6), Guanajuato (9.5) y San Luis Potosí (con 8.9). Las que presentan las tasas más bajas son Sinaloa (3.1), Oaxaca (3.8) y Michoacán de Ocampo (4.0).
El mayor número de defunciones fetales se registró en el Estado de México, con cuatro mil 154 casos, el 18.3 por ciento, seguido de la Ciudad de México, con mil 955, el 8.6 por ciento, y Guanajuato, con mil 604, el 7.1 porcentual.
Incluso, del otro extremo está Baja California Sur, con 131 defunciones, el 0.58 por ciento.
Campeche está en el segundo lugar nacional de menor incidencia, con 147 nonatos, el 0.65 por ciento, Quintana Roo está en el sexto sitio, tiene 225 defunciones, el 0.99 por ciento, y Yucatán está en el peldaño 13, con 406 casos, el 1.79 por ciento.
De acuerdo con el Inegi, el 81.7 por ciento de las mujeres sí recibieron atención prenatal. De ellas, el 65.4 por ciento recibieron entre una y cinco consultas, el 29.4 por ciento, entre seis y 10, el 2.2 porcentual tuvo entre 11 y 15 consultas.
Además, el 0.5 por ciento asistió a consulta médica entre 16 y 20 veces y sólo el 0.1 porcentual recibió más de 20 consultas durante el proceso de gestación que tuvo como desenlace una defunción fetal.
Mientras que el2.4 por ciento de las mujeres que asistieron a consulta no especificó la cantidad de ellas.
Del total de embarazos que terminaron en muerte fetal, 15 mil 230 fueron atendidos por médicos gineco-obstetras y cinco mil 805 por otro tipo de médico. En contraparte, el personal que menos atendió este tipo de procedimiento fueron las enfermeras con 50 casos.
Las muertes fetales tardías, de al menos 28 semanas de gestación, representaron el mayor número de casos con nueve mil 588, el 42.4 por ciento, seguidas de las intermedias, de 20 a 27 semanas, con siete mil 816, el 34.5 por ciento, y de las precoces, de 12 a 19 semanas, con cinco mil 232, el 23.1 porcentual. Se excluye un caso de edad gestacional no especificado.
Por sexo del feto, entre los hombres se presentó una frecuencia mayor, con 11 mil 881 casos, respecto a la que correspondió a las mujeres, ocho mil 873 casos. El 8.3 por ciento correspondió a casos en los que no se especificó el género.
El 88.8 por ciento de mujeres que tuvieron un embarazo que derivó en la muerte del producto, manifestó no hablar alguna lengua indígena, en tanto que mil 353 mujeres indicaron que sí la hablan.
El 69.5 por ciento de mujeres que durante 2020 tuvieron un embarazo que terminó en la muerte del producto dijo no trabajar, el 25.1 por ciento sí lo hacía y el 5.4 porcentual no lo especificó.
Finalmente, el Inegi estableció que con esta información se actualizan los principales indicadores nacionales de las Estadísticas de mortalidad fetal.
Estas estadísticas tienen como objetivo proporcionar información que permite conocer y comparar el volumen, tendencias y características de este hecho demográfico en los diferentes ámbitos geográficos del país, hasta el nivel de localidad, para contar con un insumo que permita realizar el análisis y la evaluación de acciones dirigidas a la elaboración de programas de salud materno infantil