- Humillan a los Jefes de Kansas City
Los Bucaneros de Tampa Bay hicieron historia no solo por ser el primer equipo en ganar el Super Bowl en casa, sino además porque su mariscal de campo, Tom Brady, logró lo inverosímil: ganar su séptimo campeonato con un equipo que le salvó de caer en el retiro. Con el triunfo, los Bucaneros celebran su segundo trofeo Vice Lombardi, desde 2003, y pasaron por encima de los Jefes de Kansas City (9-31) al secar a su mariscal Patrick Mahomes, la gran promesa para relevar a Brady como el jugador de todos los tiempos, quien no pudo ni siquiera conseguir un touchdown para su equipo.
La primera mitad fue para Tampa Bay al ganar 6-21. Desde ese momento, la brecha estaba abierta. Tom Brady, el gran líder de los Bucs, salió al campo para arrollar a la defensiva de Kansas City. Encontró, en dos ocasiones, a su mejor socio desde los Patriots: Rob Gronkowski. La gran dupla dejó en vergüenza a una línea defensiva que había sido muy precisa en la campaña regular. Brady, incluso, encontró a uno de los jugadores a los que poco buscó durante la campaña: Antonio Brown.
Patrick Mahomes comenzó el gran partido temerario al jugársela él solo para avanzar yardas, pero sin claridad para encontrar a Travis Kelce o Tyreek Hill. La gran promesa de la NFL fue opacada, la única forma en la que Kansas City logró mostrarse en el marcador fueron tres goles de campo gracias al pie de Harrison Butler.
Brady, en modo jefe, le confió todo a sus grandes velocistas, entre ellos Leonard Fournette, quien sentenció el partido con una anotación que dejó sin fuerzas a unos Chiefs sin alma. Mahomes se cansó de intentar hacer la jugada personal para encontrar, de milagro, un receptor a uno de sus furtivos pases largos. Nadie pudo entenderle en este momento. La defensiva de Tampa Bay destrozó, uno a uno, los intentos de Kansas City.